
El segundo laboratorio urbano se realizó en la Manzana del Cuidado de Bellavista en la localidad de Kennedy el 30 de agosto. Una mañana de sábado, diferentes personas asistieron al taller con la intención de compartir aquello que entendemos por biodiverso e incluso por qué significa lo “comunitario”. Diferentes ejemplos nos confrontan con estas dos perspectivas, pues una comunidad es diversa en su esencia, y por ello en algunos casos, genera tensiones entre las relaciones humanas y dificultades para concretar metas comunes. Sin embargo, algunos grupos, o escalas aún más pequeñas dentro de lo que percibimos como comunitario, nos abrieron la perspectiva de que pequeñas acciones generan cambios profundos en la relación que tenemos con la naturaleza. Conocimos una nueva escala urbana sobre la construcción de huertas (ubicadas en su mayoría en los techos de los edificios o casas) para consumo principalmente familiar.
Fotos del evento
Aprendimos que en estos pequeños, pero cuidadosos huertos, es posible cosechar cubios, perejil, papa y acelga entre muchos otros vegetales y tubérculos que dan abundancia a la comida de cada familia e incluso la posibilidad de regalarlos a personas cercanas para construir una comunidad que honra el alimento. También conocimos el valioso trabajo de una vecina que por acto voluntario ha sembrado y cuidado una línea de plantas que bordea el canal de agua, con el placer de embellecer y como resultado de esto la bienvenida de animales nuevos en el barrio. Algunas personas han tomado sus plantas, seguramente con la intención de embellecer sus propias casas, y Gloria nuevamente ha vuelto a sembrarlas allí. Está dilema entre lo que nos pertenece y el cuidado colectivo por voluntad no remunerado, ha llevado a que algunas acciones tengan como principal incentivo beneficiar a la persona.
Durante el taller conversamos sobre cómo las abejas polinizan estas plantas, sobre cómo el búho patrulla las noches cumpliendo su rol silencioso de controlar algunos problemas que hemos generado como es el aumento de ratas, como consecuencia del aumento de basura.
Y también sobre el rol de los árboles nativos en albergar y ser fruto de otras formas de vida, pero también del recuerdo sobre que en este territorio ha habido formas en que nos hemos relacionado con la naturaleza diferentes. Que estas relaciones han cambiado con el tiempo y que incluso nos han sido impuestas algunas de ellas como es la pérdida de zonas verdes a causa de una urbanización acelerada en muy poco tiempo.
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Kennedy fue también lugar de ideas para pensar en cómo podemos imaginar una ciudad inmensa, más biodiversa desde esta localidad, desde el barrio Bellavista y desde únicamente la intención de personas que pueden generar un microcosmos como Gloria o una pequeña parte del campo en los techos de las casas. Hay una ilusión grande por la obra del Metro, sin embargo, muchas ideas se dirigieron a no olvidar el comercio local, a intentar embellecer las zonas cercanas que se han convertido en botaderos informales, a aprovechar que por ser un metro elevado, tengamos una nueva perspectiva como ciudadanos sobre la falta de áreas verdes y posibles nuevas zonas que se puedan construir para disfrutar del paisaje y de especies no humanos conviviendo en la ciudad como siempre ha debido ser.